lunes, 14 de abril de 2008

Servidores de Dios en el altar


En primer lugar, quiero saludar a todas las personas que visitan mi blog, de igual manera a todos esos jóvenes. Que se preguntan ¿Qué hace un monaguillo dentro de la iglesia?, precisamente de eso se trata este articulo que hoy dedico a todos esos jóvenes, que hoy en día sienten esa inquietud por servir en altar del señor.

En primer lugar es el ayudante en la misa. Este es el momento más importante para un monaguillo. Para todo cristiano, la misa es la fuente de su vida y su culminación. Pues para un monaguillo, con mayor razón. El monaguillo tiene que amar la celebración de la eucaristía, pues en ella está presente Jesús, el Señor, de un modo muy especial:

  • Está presente en el sacerdote que preside,
  • Está presente en la Palabra proclamada en las lecturas,
  • Está presente en la reunión de los cristianos en la iglesia,
  • Está presente sobre todo en el pan y el vino consagrados.

En segundo lugar el monaguillo realiza también otros ministerios. Es decir, que él es un "ministro", palabra que significa "servidor". Por tanto, el monaguillo es alguien que tiene un auténtico espíritu de servicio, y que está contento cuando, con sus obras, presta una ayuda eficaz en su parroquia y en medio de sus hermanos cristianos. Y, ¿a quién sirve el monaguillo? También nos lo dice la frase que hemos visto más arriba: sirve al altar. Y eso significa que presta un auténtico servicio al Señor que se hace presente sobre el altar, y al sacerdote que lo representa por la ordenación que ha recibido, y también a toda la comunidad reunida para celebrar la eucaristía y las demás acciones litúrgicas.

¿Quién puede ser monaguillo?

Lo puede ser toda persona que tenga aptitudes, haya sido bautizado, y haya recibido los demás sacramentos que correspondan a su edad. Si ha hecho ya la primera comunión, podrá vivir más intensamente su misión, ya que no sólo podrá servir al altar sino que también podrá participar y alimentarse de Cristo como los demás cristianos.

¿Quién me llama a ser monaguillo?

No hay que desear ser monaguillo para hacerse ver, para pasear delante de los demás vestidos con un vestido bonito, ni para complacer a los padres o los abuelos. Servir al altar es una misión muy importante, y la recibimos de Jesús. Es Él quien nos puede pedir este servicio, y lo puede hacer hablándonos directamente al corazón cuando rezamos, leemos la Biblia o estamos en misa, o también a través de nuestros catequistas o sacerdotes.

¿Cómo debe ser un monaguillo?

-El buen monaguillo es puntual a la hora de su servicio, para poder prepararse bien y sin prisas.
-El buen monaguillo es fiel a su compromiso, aunque a veces para ello deba renunciar a otras cosas que también le gustan.

-El buen monaguillo es constante en las reuniones del grupo parroquial o de la comunidad, en la Catequesis, en las preparaciones, y participa en ellas activamente.
-El buen monaguillo es ordenado, sabe donde deja las cosas y se preocupa de que todo esté siempre en buen estado.
-El buen monaguillo es amable, puesto que el trato con Jesús en el altar le ayuda a verlo presente en las demás personas.
-El buen monaguillo es piadoso, le gusta dedicar tiempo a rezar solo o en comunidad, a leer la Biblia y a participar de los actos litúrgicos.
-El buen monaguillo es humilde, está atento a lo que le enseñan los sacerdotes y las demás personas mayores de la comunidad, y no se enfada si le corrigen; al contrario, lo agradece de todo corazón. Quiere aprender cada vez más.

¿Cómo tiene que prepararse un monaguillo?

Antes de empezar a realizar su ministerio, el monaguillo debe recibir una formación básica, especialmente por parte del sacerdote de su parroquia o de algún otro responsable, y ser constante, como hemos dicho, en los encuentros del grupo.

¿Por qué el monaguillo tiene que formarse bien?

Por tres razones fundamentales:

  1. Porque el monaguillo o acólito tiene la misión de dar gloria a Dios cuando está en el altar y con todo su comportamiento.
  2. Porque él ocupa un lugar particular en la asamblea litúrgica: ayuda directamente al sacerdote a celebrar los sacramentos, es su principal colaborador.
  3. Porque con su actuación acompaña a todos los fieles a una participación atenta, especialmente en la celebración de la eucaristía.

Paz y Bien.

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